viernes, 5 de mayo de 2017

Un retrato de Marx


UN RETRATO DE MARX[1]

Oswaldo Albornoz Peralta





Estamos en 1871, cuando el Ecuador, gobernado por García Moreno y regido por la Carta Negra, soporta la peor de las tiranías.

No existe todavía la actual provincia de El Oro, y Machala, que será su capital cuando ésta sea creada formalmente por la Asamblea Constituyente de 1883, es apenas una cabecera cantonal con unos pocos centenares de habitantes.

Es hermosa la naturaleza de este sector de la patria. La parte costa­nera está adornada por una cinta  de esmeralda formada por el intrincado tejido de los manglares. Más adentro, donde el hombre aún no ha sentado su planta, campea la selva dominadora, aromada por silvestres flores y musicalizada por el trinar de las aves. Y desde arriba ‒desde los riscos de la cordillera‒ bajan los ríos frenando poco a poco su ímpetu bravío, para llegar, mansos y adormecidos, a las aguas del océano.

El cuadro social tiene pinceladas diferentes. Antes de la manumisión, en los rincones más inaccesibles de la porción selvática, existen pequeños palenques de esclavos fugitivos, donde a fuer de sacrificios resguardan su libertad. Otra parte, ya desde principios de siglo ha sido ocupada por gran­des haciendas, cacaoteras sobre todo, como aquella de Manuel Antonio Luzárra­ga que, según Michael Hamerly, tiene 100.000 matas de cacao.[2] Y al norte, en tierras que permanecerán en la jurisdicción de la provincia del Guayas, se halla el inmenso latifundio de Tenguel de los terratenientes Caamaño, donde los abusos ocasionan frecuentes protestas y asonadas.

Desde aquí, desde el poblado de Machala mejor dicho, y es de creer que por primera y única vez en el Ecuador, un grupo de humildes trabajado­res se pone en contacto con Carlos Marx. El escritor Rodrigo Chávez González nos dice a este respecto:

            En ese mismo año ‒1935‒ el doctor Carlos Napoleón Mera Valdez, entregó al Consejo Provincial del Partido Socialista de El Oro, un viejo retrato del creador del socialismo mundial, cuya dedicatoria decía: "A los obreros de Machala.- Karl Marx.- Niza, Setiembre de 1871". Informó el doctor Mera, que ese retrato había pertenecido a un artesano zapatero, de apellido Andrade, fallecido hacia veinte años atrás, que el siglo pasado organizó una agrupación de artesanos que no llegó a constituirse en una sociedad jurídicamente. Este hecho despertó gran revuelo, y aumentó el fervor socialista orense, ya que el retrato fue colocado en el salón principal de la Casa Socialista, alquilada al señor Bustamante.[3]

            ¿Cómo llegaron a conocer los artesanos machaleños el nombre de Carlos Marx?
            No se sabe, que en esa época, se conozca ninguno de los libros del gran pensador socialista, que aparte de estar estrictamente prohibidos por la censura garciana, estaban fuera del alcance de los trabajadores. Entonces, es de suponer que su nombre llegó asociado al de La Internacio­nal, ya bastante difundido por América, a la par que combatido por las fuerzas más retardatarias. Quizás llegó a Machala ‒pueblo costanero‒ alguna publicación en castellano que se refería a ella y su fundador como defenso­res de la justicia y los derechos populares. De aquí, sin duda, nació su admiración y el deseo de establecer una relación, pues es claro que la iniciativa no podía haber partido de Marx.

El grupo de artesanos que se relacionó con Marx debe haber sido muy pequeño, Ya que según consta en la Guía Comercial, Agrícola e Industrial de la República publicada en 1909 ‒38 años después‒ el número de esta clase de trabajadores que aparece en la nómina correspondiente a Machala es poco significativo.[4]

La ideología del grupo seguramente era liberal, teniendo en cuenta que ésta predominó, desde temprano, en el sector litoral orense. Recuérdese que sus habitantes habían apoyado la revolución del 6 de Marzo de 1845 y luego combatido a Flores y a su reaccionario proyecto de Reconquista. Además fue un centro de combate contra el gobierno clerical de García Moreno, pues estuvieron al lado de Urbina y participaron en los combates que protagonizó este caudillo. Los soldados liberales que participaron en la revolución de 1895, surgieron y se nutrieron de esta progresista tradición.

Esta posición ideológica ‒aparte de la poca importancia numérica y local del grupo‒ evidentemente influyó para que no sea reconocido legalmen­te como se afirma en la exposición de Chávez González, porque en la era garciana, las organizaciones populares de tinte liberal, estaban práctica­mente proscritas. El historiador Enrique Ayala cita el caso de la Sociedad de Artesanos Amantes del Progreso ‒patrocinada por la burguesía guayaquile­ña‒ cuya constitución fue impedida no obstante su mayor magnitud y prestigio.[5]

Las reflexiones anteriores, sin embargo, no pueden esclarecer la verdadera historia del retrato de Marx, obscurecida, posiblemente para siem­pre, con la neblina de los años. Pero en cambio, no necesita esclareci­miento un hecho por demás diáfano: que un grupo de trabajadores ecuatoria­nos, desde esta lejanía, pudo vislumbrar en Marx y su obra la encarnación de sus derechos y el futuro promisorio de los explotados. Y esto es suficiente.



[1] Tomado de Oswaldo Albornoz Peralta, Páginas de la historia ecuatoriana, t. I,  Editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Quito, 2007, pp. 403-406.
[2] Michael T. Hamerly, Historia social y económica de la antigua provincia de Guayaquil, Publicaciones del Archivo Histórico del Guayas, Guayaquil, 1973, p. 109.
[3] Chávez González, Rodrigo (Rodrigo de Triana) Historia de la Provin­cia de El Oro, Editorial Bolívar, Machala, 1963, p. 60.
[4] Guía Comercial, Agrícola e Industrial de la República, Talleres de Artes Gráficas de E. Redenes, Guayaquil, 1909, pp. 519-520.
 [5] Enrique Ayala Mora, Lucha política y origen de los partidos en el Ecuador, Ediciones de la Universidad Católica, Quito, 1978, p. 230.

1 comentario:

  1. Que belleza de artículo. Muchas gracias por ilustrarnos sobre un hecho tan curioso como es el temprano conocimiento de Marx en Ecuador.

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